
¡Buenos días! empezamos ya hace años nuestra singladura por el mundo virtual, pero absorbidos por nuestro quehacer en el mundo de la impresión, ese mundo que comenzó cuando un lejano ancestro descubrió que podía transmitir dibujos e impresiones con sus dedos manchados de humo.
Bueno, quizás no fue exactamente así, pero tampoco importa en exceso. Somos impresores, no antropólogos. Lo fundamental del comienzo de este blog nuestro, construido a propósito de dar a conocer de un modo ameno y coloquial, todas las vicisitudes del maravilloso mundo de las Artes Gráfica, el mundo de la impresión, exponiendo temas de interés dentro del mundo del diseño gráfico, su optimización para la perfecta transmisión de una idea, imagen, pensamiento, escrito, o, sencillamente, publicidad, documentación administrativa, documentos acreditativos, etcétera, etcétera.
El más sencillo de los productos de Artes Gráficas, o mejor dicho, el producto elemental o básico, antes de las llamadas perdidas, antes del wasap, es la tarjeta de visita, cortés sonrisa en papel que brinda la posibilidad de dejar nuestra profesión, dirección, teléfono, correo electrónico y nuestra página web, si somos una empresa.
Ahora bien: ¿Que posibilidades ofrece en el siglo XXI una tarjeta de visita? Innumerables. Empezando por mantener la elegante tradición de entregar junto con una sonrisa la posibilidad de que contacten con nosotros y dar una primera impresión que provocará una sensación en el receptor, estimulando con ello su memoria, imaginación, y creatividad.
La tarjeta de visita puede convertirse perfectamente en un pequeño Picasso, Miro, Mondrian, Kandinsky o un impactante y minimalista diseño de empresa, por una cantidad insignificante, que puede proporcionar al usuario de ésta beneficios increíbles.
La tarjeta de visita es mucho menos fría que una llamada perdida o un simple «XD».
La tarjeta de visita, es, un pedacito de cartulina en nuestra cartera, un minúsculo lienzo de bolsillo, una humilde obra de arte confeccionada por un incontable elenco de anónimos profesionales, que en ocasiones vuelcan todo su esfuerzo en crear un sencillo producto con el mismo amor y pasión con la que Van Gogh pintaba sus cuadros.
La tarjeta de visita no ofrece un formato único. Las hay verticales, horizontales, con golpe en seco (relieve), termorelieve, glasofonadas, con stamping (fina película en oro, plata u otros metales), barnizadas, con reserva Uvi (zonas barnizadas); en soporte mate, brillante, rugoso, ondulado y todos lo que la industria papelera pueda ofrecer; además, los actuales medios de producción, permiten crear cualquier tipo de tarjeta que puede derivar al objeto de reclamo, ya que el troquelado y el plegado permiten construir todo aquello que pueda surgir de nuestra imaginación.
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Un comentario
Hola, he estado buscando esto un tiempo y por fin he podido despejar las dudas, gracias
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