Ya llega la Nochebuena

diciembre 23, 2016

Si señor. Otro año más, llega la Nochebuena, y la ciudad huele a polvorones y turrón. Huele a Papá Noel, Huele a ilusión. A esperanza… a humanidad.

Tiempo de comidas y cenas de empresa. Tiempo de cajas y cestas de navidad, tiempo de cava, de sidra, de bebidas espumosas; tiempo de gambas, cigalas, langosta, cordero asado y cocktail de gambas. Tiempo de gulas, de mejillones al vapor, de sonrisas, regalos, cordialidad, tiempo de potenciar las mejores cualidades que tenemos; tiempo de despertar más que nunca nuestra empatía, tiempo de amor.

Es duro el día a día. Levantarse a las seis de la mañana cada día, para enfrentarnos a nuestras tareas, requiere esfuerzo, constancia y voluntad. Y llevamos así todo el año, este año que acabará en breve.

Un año nos hace vivir a grosso modo las experiencias y situaciones que se repetirán a lo largo de nuestra vida. Conoceremos el frío, el calor, el buen tiempo y los días lluviosos. Conoceremos personas nuevas y nos encontraremos con las del pasado, amigos que perduran en el tiempo, amigos que año tras año, estarán ahí para echarnos una mano si es preciso.

Según dice el rito, Jesús nace en estas fechas. La relatividad de Einstein empieza aquí: un niño nacido ahora, dentro de cuatro meses, cumplirá 33 años. La otra cara de la moneda, Semana Santa, nos muestra una humanidad pérfida, voluble, interesada y cruel.

Así somos. Tiernos y atroces. Sonrientes monstruos capaces de devorar lo que sea sin pestañear. Pero es Navidad, y esas características se dejan a un lado para darle protagonismo (o eso se intenta) a las mas bellas facultades de nuestra alma.

Quizás el mensaje de la Navidad sea que nos fijemos más en la fragilidad de los niños. Aunque en el futuro sean lo fueren, en el presente son, aunque en ocasiones no lo parezca, seres totalmente dependientes de nosotros para sobrevivir.

Seres a los que nuestras costumbres forjarán en ellos los hombres que serán mañana. Seres que son la esperanza de una especie que ha convulsionado a lo largo de la historia, y ahora mismo, en la actualidad, el mundo con sus actos de violencia y barbarie.

Seres inocentes que acaban soportando las consecuencias de los actos de los mayores, esos niños que crecieron y cambiaron los sueños y la ilusión por la avaricia y la ambición.

No se trata de pecar y confesarse, se trata de procurar no pecar. No se trata de ser generoso estos días: Se trata de ser generoso SIEMPRE. Se trata de de honrar a Dios con la pureza y bondad de nuestra alma.

Gloria a Dios en las alturas y Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.

Santa Claus

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