La Semana Santa ha sido este año, más que otros, una Semana de vacaciones. En las imprentas, se agradecen unos días de asueto en los que nos olvidamos temporalmente de nuestra profesión, para dar un respiro a mente y cuerpo.
Aunque los medios de comunicación actuales nos hacen, aunque sea brevemente, estar en contacto diariamente. Una imprenta online y física, es lo que tiene. Un anuncio que aparece de repente en Facebook, un recordatorio de nuestro trabajo; por curiosidad, introduces el término «imprenta», «imprenta valencia», «imprenta barata», «imprenta online», «imprentas», etc. y ahí estas tú, como dice Chambao en su canción.
Y en plena conmemoración del sufrimiento de Jesús, dedicamos unos minutos a la reflexión de nuestros quehaceres.
Con el final de estas vacaciones, nos aproximamos al mes de mayo, el mes de las flores, el mes de la Virgen, el día de la madre. Tradiciones que nos hacen recordar lo que nos importa o es verdaderamente relevante en nuestras vidas.
La Semana Santa nos evoca el sufrimiento, la sinrazón y la esperanza; el mes que se avecina, la eclosión de la fuerza de la vida, los frutos de la naturaleza, la resurrección de todo cuanto se apagó durante los meses de invierno, que, al empezar a cobrar vigor la primavera, renace con fuerza, vitalidad.
Hasta el azul del cielo es más intenso.
No es casualidad que el primer domingo de mayo se celebre el día de la madre: existimos por la madre, que es la que nos construye en su útero; y que menos que hacer un homenaje a este suceso tan transcendental, ahora que la naturaleza cobra vigor y fuerza, ahora que el sol empieza a de nuevo a demostrar su importancia vital, dando calor y encendiendo con su loz los colores que nos rodean.
Porque para los impresores, el color es nuestro lenguaje. La luz, el color, son nuestras directrices diarias. El rojo de las amapolas, el verde de los campos, el azul de la bóveda celestial. El blanco aúreo del Sol.
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